Esto no es poesía

No existen más que dos reglas para escribir: tener algo que decir y decirlo.

- Oscar Wilde -

viernes, septiembre 30, 2005

Vencido

¡Basta!
¡Basta te digo!
Criatura cruel
¡Dejá de hacerlo!
Ya estoy de rodillas
¿Qué más querés?
¿No ves que me rendí hace mucho?
¿No ves que ya no puedo más?
Ya mis brazos no dan pelea
Ni en mis ojos queda fuego
Mis labios resecos
claman por tregua
Mi corazón cansado
pide paz
¿Me hacés un último favor?
Cuando termine de caer
al final de la espiral
de tu sonrisa
¿Podés recibirme
Con un beso?

jueves, septiembre 29, 2005

Sobre mis dedos

Mis esquizofrénicos dedos insisten en su lucha diaria contra el teclado, ellos conversan solos inventando mundos que se niegan a ser reales.
Cada uno tiene una personalidad distinta, mirá, este chiquitito de acá de la derecha es tímido, casi nunca se acerca a acariciar las teclas, en cambio este otro siempre está tocándolas, aunque no haga falta.
El meñique de la izquierda hizo especial amistad con la A, es difícil que se acerque a otra letra aunque sea necesario, a veces acepta posarse sobre la Z o la Q, pero siempre vuelve a su adorada A, y, claro, no deja que nadie más la toque, casi podría asegurar que lo he visto enredarse en el anular para evitar que se acerque a ella, pero creo que esa vez fue un sueño, no estoy seguro.
Los pulgares son observadores del entorno, algunas veces llegan a pulsar la barra espaciadora pero generalmente están flotando sobre las teclas sin descender hasta ellas, como que le tienen alergia al contraste de las letras blancas sobre fondo negro.
Como sea, lo único que les gusta escribir en conjunto sin pelearse por las letras ni tenerles asco es la frase que se escribe sola, que surge insolente en medio de cualquier relato, la única que los anima a seguir trabajando hasta el calambre, la única que tiene sentido: te amo.

miércoles, septiembre 28, 2005

En rebeldía

Hoy no te escribo a vos, no, no te creás que cada letra que salga de mis dedos va a formar versos para alimentar tu vanidad, no pensés que el garabato que hice hace un rato en mi agenda era tu nombre dentro de un corazón.
Me declaro en rebeldía y contumacia, me resisto a ser tu juguetito sentimental, me opongo a servirte de seudo poeta escritor de lugares comunes y narrador de cuentos usados.
Mirá cómo te ignoro en este momento, fijate bien, ni siquiera pienso en la forma de tus labios abriéndose ligeramente para pegarse a los míos y engendrar sueñitos cursis, ni saboreo en el café el último beso que me diste antes de venir a trabajar, ni suspiro pensando en cómo nos abrazamos anoche antes de dormir.
No, hoy no se me pone la piel de gallina cuando el teléfono a mi lado me pide llamarte, ni siquiera se me pasó por la mente, y cuando vos me llamaste tampoco quedé deseando estar a tu lado alimentando primaveras interminables en base a caricias.
Este día es para mí, es mío, hoy día sólo me importo yo, y sólo espero encontrarte al volver a la casa con tu sonrisa de siempre para demostrarte que nada me importa más que yo.
¿Sabés cómo te lo voy a demostrar?
Cuando llegue a la casa esta noche te voy a besar hasta reventarme los labios, sólo para que veás que no me importa el mal sabor que te deje mi sangre.

martes, septiembre 27, 2005

Campo adentro

La quietud de la tarde hacía juego con sus pensamientos, o más bien, le daba la tranquilidad y silencio necesarios para dejar a su mente vagar por rincones nuevos, una serranía pequeña y cercana limitaba el paisaje frente a él hacia el Este y al Sur, a su espalda un enorme árbol hacía de hogar de varias familias de pájaros, pero incluso ellos callaban a esa hora, el silencio era tan profundo que casi se podía escuchar los botones de rosa abriéndose.
En el dormitorio, sobre la cama, su mujer recostada gemía levemente, un par de gotas de sudor frío caían de su frente morena y se perdían entre sus cejas ralas, sus ojos cerrados bajo un ceño fruncido completaban un indudable cuadro de dolor, su vientre hinchado remataba la escena, estaba a punto de dar a luz.
Un rumor a lo lejos lo puso alerta, aguzó los oídos para escuchar mejor, se levantó, silencio total, al parecer fue sólo su imaginación
Don Segundino llevaba en su destartalado camión las verduras y huevos de su chaco a una señora que los vendía en el mercado del pueblo todos los sábados, y también llevaba y traía gente, los conocidos viajaban gratis, los desconocidos eran turistas y había que cobrarles.
Se sentó un poco más atrás, a la sombra del árbol, y de pronto el rumor volvió, esta vez los pajaritos se pusieron alerta, ahora sí estaba seguro de que era el camión, ya llegaría la partera para ayudar a su mujer.

- Calmate mamita, ya viene doña Celeste, ella te va a curar.

El rumor se convirtió en rugido, el perro que no había movido un pelo hasta entonces se levantó de un salto y ladró un par de veces antes de mirar a su amo y menear la cola, ambos miraban hacia el sur, desde donde venía ese sonido inconfundible de motor viejo y sin mantenimiento.
Esperaba su primer hijo, tenía apenas diecisiete años y se robó a su mujer hacía uno, para la fiesta de la virgen en el pueblo, él carecía padres, un tío le dio techo y comida hasta que se murió de viejo y le heredó su chaco además de su único nombre conocido: Chico, no tenía apellidos. Ella se crió con su madre y sus siete hermanos, cada uno de ellos tenía un padre distinto, nadie la extrañó cuando no llegó a dormir una noche, esa noche de la fiesta de la virgen.
El camión en el que tenía que llegar la partera tardó más de lo esperado, pero ya podía ver la columna de polvo que se levantaba a su paso, ya llegaba, ya estaba a tiro de piedra, ya, pero… pero no desaceleraba, parecía que no iba a parar, Chico corrió delante del camión para que parara, un freno seco levantó más polvo y el estrépito con que se desacomodó la carga ocultó los insultos don Segundino.

- Don Segundino, la estoy esperando a doña Celeste ¿no ha venido con usted?
- No Chico, la Celeste se ha muerto anoche, ¿no te enteraste?. Ahora voy al pueblo a traerlo al cura.
- Mi mujer está por parir, ya está adolorida y…

En ese preciso instante los interrumpió un grito de mujer desde la choza seguido por uno más agudo, más inocente, más... Chico ya era padre, el camión podía seguir su camino.

lunes, septiembre 26, 2005

24 horas

07:00
Despertar
a tu lado
es poesía

09:00
Tu cuerpo
se dibuja en el vapor
de mi café caliente

11:00
Todavía
huelen a vos
mis pensamientos.

13:00
En silencio
escribo
tu nombre

15:00
Desgrano versos
para conquistarte
otro poquito

17:00
Se acerca
la hora
de besarte

19:00
En tus labios
deposito
mis sueños

21:00
Junto a vos
el dolor
no existe

23:00
La cama
libera
nuestras perversiones

07:00
Despertar
a tu lado
es poesía.

viernes, septiembre 23, 2005

Aniversario

Mañana
habré cumplido un año
de vivir atado
a una nube deliciosa.

jueves, septiembre 22, 2005

Ofi-cinismo

Otra vez la oficina se disfrazó de dolor de espalda con café caliente, todo el trabajo se incrustó entre mis vértebras lumbares y al parecer se encuentra a gusto ahí, expandiéndose hacia el cuello reptando rectilíneo, acomodándose a mi anatomía.
Bob Dylan desafina en el primer par de notas en una versión rarísima de Like a Rolling Stone, pero al tiro se pone a tono (¿o soy yo quien se acostumbra al nuevo sonido?), How does it feel..., y se siente cómo la edad-obligación-madurez trepa hacia mi cabeza incando sus uñas bajo mis omóplatos, luego me toma por los hombros mientras babea en mi cuello burlándose de mí, de la manera en que me transformó en un simple oficinista más.
El día se desacelera después del almuerzo a su lado, un rato con ella llena mi cerebro de dopamina calmando mis angustias un poco, pero luego R.E.M. me recuerda que las ocho horas diarias que paso en este escritorio son sólo una Imitation of life, alguien hace un comentario absurdo y no puedo contener la risa, la canción sigue... This sugarcane/This lemonade/This hurricane, I’m not afraid, y no tengo miedo, sólo deseo estar a su lado, a tu lado, junto a vos, amor, ¿no sentís cómo me duele la espalda?.

miércoles, septiembre 21, 2005

Cualquiercosa

Mis dedos tropiezan con las teclas este día sin encontrar palabras adecuadas, es que las ideas las olvidé en el otro pantalón, las tenía anotadas en un cabello tuyo que guardé en mis bolsillos.
Una a una se me fueron borrando las imágenes que quería describir, tenía dos que hablaban de tus ojos tiernos y la forma en que me mirás para hacerme cómplice de tus sueños, había otra sobre cómo al dormir entreabrís los labios para dejar salir sólo un vaporoso silencio, y alguna más acerca de las flores del jardín que no tenemos.
Se me ocurrió nombrar el cielo y su forma de romperse al caer arrodillado a tus pies por tus deseos, y hasta quise narrar la historia del nacimiento de las nubes.
Los dos poemas que ensayé anoche se me cayeron al lavarme la cabeza esta mañana.
Hubiera querido escribirte cosas bonitas, pero no puedo darte cualquier cosa, hoy mis versos tienen olor a calcetines sucios.

martes, septiembre 20, 2005

Para asesinar al silencio

Quiero de tu piel
arrancar sonidos
con mis caricias
y de tus labios
obtener acordes
con mis besos.

lunes, septiembre 19, 2005

La batalla clave

La escasez de muebles revelaba un departamento clásico de soltero, sólo un televisor, un equipo de música, algunos cojines en lugar de sillones en la sala, en el dormitorio apenas la cama desarreglada sobre el piso alfombrado, y en la cocina nada más que la heladera medio vacía, todo lo demás era innecesario.
La cita estaba arreglada para las ocho de la noche.

- por favor, llegá puntual, es muy importante
- sí, claro, a las ocho en punto estoy ahí, pero…¿para qué?
- ya vas a ver, vos sólo llegá puntual

Esa noche llegaste a tiempo, te sorprendió el cambio de la decoración, la luz de las velas sobre la cubrecama roja puesta en el piso a modo de mantel, los dos lugares señalados con los cojines, dos platos servidos (pastas, mi especialidad) y una botella de vino tinto en el centro. La música suave de Presuntos Implicados le daba calor al ambiente y el olor a jazmines que se desprendía del incienso pretendía abrirme camino para llegar más allá de lo que me habías permitido hasta entonces.

- ¿qué celebramos?
- nada especial, sólo quería que tengamos una bonita cena
- ¿sólo eso?
- sí... (claro, después vas a ser mía de verdad, pero esos planes los vas a descubir vos sola)

Tu sonrisa iluminó el lugar, las pobres velas se avergonzaron y temblando ante tu presencia intentaron apagarse, el incienso duró lo suficiente para que su aroma alcance tu olfato y el vino fue mi arma más contundente, me dio valor para luchar por mi objetivo.
Nunca es para siempre no era la canción más propicia para el momento, pero unas cuantas piezas después y justo al final de la cena, cuando sólo quedaba un poco de vino en nuestras copas empezó Palomas y sus letras eran perfectas para mis planes, esperé que tu mirada busque la mía mientras avanzaba la canción y luego te dediqué la última estrofa cantándotela al oido: Cuando las campanas pierdan el compás/Y la buena noche me venga a buscar/Yo seré la ola que se enredará/A la caracola de la eternidad/Por llegar a ti, a ti mi amor, llegar a ti.
Nada más fue necesario, entonces alcancé lo que nunca antes te habías animado a darme: tu corazón, desde entonces sí sos mía.

viernes, septiembre 16, 2005

Espiral Celeste




Eje celeste,
hacés caer
en espiral
mis suspiros,
ellos acarician
tu piel
en su camino.

miércoles, septiembre 14, 2005

Diferencias

espacio
espacio
espacio
De mis dedos
sólo nacen caricias
y versos confusos
en tu nombre.
espacio
Vos
lográs parir
mariposas y flores
para mí.
espacio
espacio
espacio
espacio
espacio
espacio
Pachamama, María La Placa

martes, septiembre 13, 2005

Tus besos

Pintura mixta sobre lienzo de Gaspar Cortes Zarrías


A tu lado

el silencio

muere lejos

y la soledad

huye asustada

por tus besos.

lunes, septiembre 12, 2005

La historia de un crimen

Un silencio breve engarzaba sus labios, no se atrevía a afirmar ni a negar nada, sólo la tristeza de su mirada confirmaba mis sospechas, él era el culpable.
Y es que desde que lo conocí supe que era un asesino, todo en él lo decía, desde sus pequeños ojillos delirantes que siempre parecían estar acechando a una presa imaginaria, sus dientes filudos, sus orejas grandes, todo, todo en él mostraba su linaje asesino, hijo y nieto de asesinos.
Creyó que no me daría cuenta, llegó a pensar que se había ganado mi confianza, pero estaba en un error, yo sería quien descubra su crimen.
Cuando llegué ese día a la casa me encontré con el espectáculo más horrible que puedan imaginar, los miembros de su víctima estaban por todas partes, casi podía ver cómo lo cortaba en pedacitos para luego regar los jirones de su piel amarillenta por toda la casa mientras bailaba de alegría, encontré los ojos muertos uno cerca de la entrada, otro por el jardín, fue una matanza, un alevoso acto de crueldad realizado por una mente fría y calculadora, era tétrico y espeluznante.
Él estaba en un rincón, tranquilo, como si nada hubiera pasado, al verme llegar salió a recibirme como siempre, con la acostumbrada sonrisa de cuerpo entero, con un cinismo descarado.
Traté de calmarme, no entrar en pánico, pero no pude más, lo encaré con la ira que me nacía al contemplar aquella escena, una ira visceral que emergía por la impotencia, con los puños crispados le grité:

-¡Fuiste vos, yo sé que fuiste vos!

Bajó la cabeza y enmudeció, su culpabilidad era inobjetable, sólo emitió un ligero gemido, un momento después se levantó, meneó la cola y ladró, entonces pude ver la evidencia definitiva: una hilacha amarilla aún colgaba de sus fauces, mi perro había asesinado al pato de peluche.

viernes, septiembre 09, 2005

Retrospectiva

Páginas enteras se nutren de mis sutiles delirios en tu nombre, colocando un casi imperceptible aroma de incienso a mi mañana angosta, tan angosta que por ella sólo puede circular el tiempo para alejarse de mí, creando la perspectiva de ser cada vez más pequeño.
No importa, al final, todo el mundo empieza a darse cuenta que el tiempo se va encogiendo, tanto, que en su pequeñez se hace inasible y se pierde en los bolsillos de mi niñez, donde tengo guardados también mis juguetes, un par de insectos disecados y un montón de sueños inconclusos.
Una foto tuya aparece entre mis manos al abrir mi billetera y me pierdo en tu imagen, dejo a mi imaginación volar para llegar a colocarme en el asiento trasero de mi auto y así poder escuchar nuestra primer conversación, nos veo llegar a tu casa y...
- aquí vivo...
- sí, ya sé (apagando el auto), conozco tu casa.
Me veo bajar para poder despedirme apropiadamente.
- bueno, nos vemos
- sí (con mis pulgares en los bolsillos), te llamo el lunes
Y desde la ventana, como espía furtivo de mi propio pasado, puedo ver cómo te abrazo, dos segundos, cinco, diez, tomo tus manos y te veo directo a los ojos, estoy a punto de besarte...
- te llamo el lunes (sin soltar tus manos), a ver si te animás a salir conmigo.
- no creo.
No te doy el beso, comprendo que todavía no es tiempo, subo al auto, desde el asiento trasero me doy una palmadita en el hombro, me digo a mí mismo que hice bien, que esa es la única manera de conquistarte, dejando a tus pies mi alma, y esperando que vos la tomés como regalo cuando tengás ganas.
Luego, te veo en mi departamento, durmiendo en mi cama, mientras de mi guitarra salen las primeras notas de Lady in Red, mi voz se desparrama en todas direcciones, ...I've never seen you looking so lovely as you did tonight... y despertás con una sonrisa que derrite cualquier iceberg, ... I've never seen you shine so bright... me mirás tan tierna que nunca jamás podré cantar tan bien esa canción, termino, me das un beso, y no comprendés hasta ahora que desde entonces no existen mis besos si no están presentes tus labios.
Me traen un café, despierto al darme cuenta, quemadura de por medio, de que está más caliente de lo que mis labios pueden soportar, aún tengo tu foto en mis manos y mis sueños siguen dando vueltas sobre mi escritorio como pequeñas criaturas sueltas que saltan, se retuercen, corretean, se reagrupan o se alejan, los tomo uno por uno y los guardo otra vez junto a tu foto, total, ya en la casa vaciaré otra vez mis bolsillos de infancia para mostrarte todos mis juguetes y mis insectos disecados, mis sueños te los regalé hace tiempo.

jueves, septiembre 08, 2005

Musical

La voz de Alejandro Saenz se retuerce en el aire con un sonido parecido al que produciría una lata de manteca vacía que se arrastra por el pavimento, quejumbrosa, hueca y chillona, pero que le sale tan de adentro que podría decirse que la produce en sus pies, la articula en sus rodillas, le da cuerpo en el estómago, y vibra en cada célula de su escaso cuerpo.
El teléfono interrumpe momentáneamente la monotonía de su llanto, alguien del trabajo quiere unos resultados ahora mismo, mi mente para en seco, vuelve a posicionarse frente al teclado y engrana trabajosamente en la tarea encomendada, pero la pantalla todavía se encuentra escondida entre las nubes por las que estaba volando y que se bajaron conmigo para hacerme compañía.
Necesito concentrarme, debo ser dueño de mi imaginación, no su esclavo, por eso decido poner otro tipo de música, algo más ligero, pero Memphis no es la solución, peor cuando a Adrián Otero, el vocalista, se le ocurre atacar con "La Sirenita y el Lobo de Mar", y no puedo hacer otra cosa que imaginarme en un bar, ebrio, con la garganta llena de un ...baila, baila Sirenita, baila para mí...
Despierto cuando un compañero de trabajo me dice con una sonrisa que no me da la voz, los demás se deshacen en una carcajada, y yo le cambio, claro, algunas canciones pueden ser demasiado contagiantes.
Al final me quedo con Almendra, que me regala una "Muchacha ojos de papel" que me hace pensar en vos, ahora todo está mejor, aunque se acabe la canción ya nada me baja de mi sueño, vos estás a mi lado.

miércoles, septiembre 07, 2005

Anécdota del viaje de cada mañana

Se agolpan las ideas en mi cabeza queriendo cada una ser la primera en surgir a través de mis dedos hacia el teclado y aparecer, inmediatamente, en el monitor para luego ser publicada en este blog, pero ninguna es la elegida porque estoy manejando, no puedo escribir y manejar al mismo tiempo.
Todos los días es lo mismo, cada mañana nos levantamos, nos alistamos, desayunamos y subimos a la movilidad para ir a trabajar, yo manejo y escucho la radio, vos mirás la calle casi sin decir palabra, como si fueras un cuadro vivo pero estático colgando a mi lado, es el eterno constante de lunes a viernes.
En la radio Carlos le dice a Pitito que el político de turno es un tarado por tantas razones, que hay que ser tarado para no darse cuenta, vos a mi lado en silencio, tu mirada perdida enfoca el infinito en la acera, que se mueve en dirección contraria a nosotros, de repente empiezan los comerciales y justo llegamos a tu oficina, me das un beso, te despedís y continúo mi viaje, en ese preciso instante Carlos vuelve de los comerciales para poner por unos instantes Gabriela, de Antonio Carlos Jobim, siempre Gabriela, recuerdo que sos mía y, derepente, todo tiene sentido de nuevo.

martes, septiembre 06, 2005

Des-escrito

Hoy no tengo nada que contarles.
Las historias que tenía murieron al llegar a la punta de mis dedos.
Los versos se cayeron de mi lapicera.
Y la papelera rebosa de alegría, nunca pudo estar más llena de literatura en falso.

Saludos.

lunes, septiembre 05, 2005

Otra vez Gabriela

Se reinventa a cada paso, me deja boquiabierto, cambia, florece, marchita y renace, es el ciclo de la vida completo en un instante.
Sus ojos intimidan, eróticos, deslumbrantes, luego entristecen hasta el lamento y llegan al borde del llanto para terminar en jubilosa alegría destellante de colores y matices nuevos.
No la entiendo, me desarma, me desintegra y me vuelve a construir, soy su rompecabezas simple, su entretenimiento ligero.
Me mastica lentamente sin tragarme, sus muelas trituran mis costillas sin romperlas, y sus dientes cortan mis ideas dividiéndolas hasta su infinitésima expresión, luego me saca de su boca y en un acto milagroso estoy otra vez completo y sin heridas.
Está loca, en su mente soy un semidiós incompleto que cayó de una nube para cobijarla entre mis brazos, y así protegerla de tipos como yo.
Pero más allá de todo eso, hay una cosa que siempre se repite y que me da vida y aliento, algo que crea en mí el deseo de vivir hasta que el viento se canse de soplar, hasta que el sol envejezca y reumático renuncie a su tarea y se jubile, hay algo que me hace renacer junto a ella cuando suspira, y es que después de cada arranque de locura me mira tierna, y con voz suave me dice: TE AMO.

viernes, septiembre 02, 2005

¿Y por qué no una imagen?


Claro, siempre y cuando sea una imagen que no signifique absolutamente nada, tal como este fractal, así encaja de manera perfecta en este día que, a pesar de ser viernes, tiene un sabor un poco soso, como a cartulina blanca sazonada con papelitos de colores y crayones en desuso, y es que es así, uno se despierta con muchos años encima y la niñez gastada y lejana, antojándose esos días cuando se tenían sólo 6 ó 7 años, entonces la vida era sólo lo que otros hacían mientras uno jugaba a las escondidas con las responsabilidades. Hablando de eso... ¡A que hoy no me atrapan!

Tengan un excelente fin de semana, nos vemos el lunes.

jueves, septiembre 01, 2005

Aburrido Jueves

Se unen en el horizonte las nubes, amontonándose amenazadoras como solista de violín a punto de atacar un capriccio de Paganini, mientras tanto don Jueves se inventa un casi fin de semana descartable y con exceso de café, claro, anoche no dormí con el asunto ese de reinventar el mundo para que vos podás posar tus pies en mis ideas, y así las flores no te lastimen con sus espinas.
Y qué le voy a hacer, no siempre puede uno escribir algo medianamente decente. ¿O ustedes sí?.