Páginas enteras se nutren de mis sutiles delirios en tu nombre, colocando un casi imperceptible aroma de incienso a mi mañana angosta, tan angosta que por ella sólo puede circular el tiempo para alejarse de mí, creando la perspectiva de ser cada vez más pequeño.
No importa, al final, todo el mundo empieza a darse cuenta que el tiempo se va encogiendo, tanto, que en su pequeñez se hace inasible y se pierde en los bolsillos de mi niñez, donde tengo guardados también mis juguetes, un par de insectos disecados y un montón de sueños inconclusos.
Una foto tuya aparece entre mis manos al abrir mi billetera y me pierdo en tu imagen, dejo a mi imaginación volar para llegar a colocarme en el asiento trasero de mi auto y así poder escuchar nuestra primer conversación, nos veo llegar a tu casa y...
- aquí vivo...
- sí, ya sé (apagando el auto), conozco tu casa.
Me veo bajar para poder despedirme apropiadamente.
- bueno, nos vemos
- sí (con mis pulgares en los bolsillos), te llamo el lunes
Y desde la ventana, como espía furtivo de mi propio pasado, puedo ver cómo te abrazo, dos segundos, cinco, diez, tomo tus manos y te veo directo a los ojos, estoy a punto de besarte...
- te llamo el lunes (sin soltar tus manos), a ver si te animás a salir conmigo.
- no creo.
No te doy el beso, comprendo que todavía no es tiempo, subo al auto, desde el asiento trasero me doy una palmadita en el hombro, me digo a mí mismo que hice bien, que esa es la única manera de conquistarte, dejando a tus pies mi alma, y esperando que vos la tomés como regalo cuando tengás ganas.
Luego, te veo en mi departamento, durmiendo en mi cama, mientras de mi guitarra salen las primeras notas de Lady in Red, mi voz se desparrama en todas direcciones, ...I've never seen you looking so lovely as you did tonight... y despertás con una sonrisa que derrite cualquier iceberg, ... I've never seen you shine so bright... me mirás tan tierna que nunca jamás podré cantar tan bien esa canción, termino, me das un beso, y no comprendés hasta ahora que desde entonces no existen mis besos si no están presentes tus labios.
Me traen un café, despierto al darme cuenta, quemadura de por medio, de que está más caliente de lo que mis labios pueden soportar, aún tengo tu foto en mis manos y mis sueños siguen dando vueltas sobre mi escritorio como pequeñas criaturas sueltas que saltan, se retuercen, corretean, se reagrupan o se alejan, los tomo uno por uno y los guardo otra vez junto a tu foto, total, ya en la casa vaciaré otra vez mis bolsillos de infancia para mostrarte todos mis juguetes y mis insectos disecados, mis sueños te los regalé hace tiempo.