Otra vez el café me recuerda tus besos, y otra vez la migraña lastima mi sien izquierda, otra vez peleo con el teclado para arrancarle palabras que te suenen dulces y otra vez escribo lo mismo y lo mismo y lo mismo, me repito vez tras vez, doy los mismos pasos en la misma dirección, recuento, uno, dos, sujeto, tres, cuatro, adjetivo calificativo, cinco, seis, verbo conjugado en pretérito imposible, todo es una sopa de versos, todos repetidos, todos antes escritos, cocinados hasta el hastío, resumo, extiendo, abrevio, intento, pero nada nuevo sale de estas letras, nada nuevo, suspiro y pienso, y en un sorbo a mi taza descubro que la culpa la tiene el café, que me sigue recordando tus besos.