Esto no es poesía

No existen más que dos reglas para escribir: tener algo que decir y decirlo.

- Oscar Wilde -

martes, octubre 25, 2005

Gajes del oficio II

Don Julián había nacido en el occidente del país, donde el frío seco del altiplano acariciaba sus mejillas morenas y el sol tostaba su piel sin darle calor. Dejó la escuela a los doce años para empezar a trabajar en la mina porque era el mayor de cuatro hermanos y su padre acababa de morir a los cuarenta y siete por el mal de la mina, la silicosis.
Cuando ya había aprendido todo del oficio de su padre un Decreto Supremo lo arrancó de su pueblo pequeño con la excusa de salvar al pueblo grande, “El País se nos muere” fue la excusa del Señor Presidente, y el hambre de varios millones de bolivianos lo justificaba. El gobierno le dio algo de dinero para su traslado, sólo que nadie le dijo a dónde ir, ni qué hacer para sobrevivir.
Errático, con un castellano a medias y escasa educación escolar viajó hacia el Oriente, allá, le decían, vas a encontrar trabajo y vas a poder vivir bien no más.
Consiguió trabajo de taxista, una miserable renta diaria apenas le alcanzaba para dar de comer a su mujer, Verónica, y sus dos hijos, Juan y Nelson, así y todo se sentía feliz, aunque prefería trabajar de noche para evitar el calor del verano cruceño.
Esa noche no notó nada raro en ese pasajero, subió en el primer anillo, cerca del estadio, le pidió que lo lleve por la carretera al norte, hacia el quinto anillo, pero una vez arrancó sintió algo duro en la cabeza y un “¡Dame la plata carajo!”, ni siquiera habían avanzado dos cuadras, se detuvo, le alcanzó los pocos pesos que tenía con las manos temblorosas “¿Nada más tenés mierda?...¡Bajate, bajate carajo!”, era demasiado poco para salvar su vida, ahora una turba de niños de la calle revienta a patadas su cuerpo desde hace rato inerte, por el simple hecho de que su último cliente le vació los bolsillos y a cambio le regaló una bala en la cabeza.

2 Comments:

At 11:53 a. m., octubre 25, 2005, Blogger Nidesca dijo...

Es un tema cotidiano, muy bien narrado por cierto, el día a día en muchas de nuestrs ciudades, la ilusión del progreso y la muerte por unos miserables pesos. ¿Qué te puedo decir? Hay muchos "julianes" en Caracas.
Relatas muy fluidamente y aunque el tema refleja una realidad social no pierdes de vista el oficio literario.

 
At 10:15 a. m., octubre 26, 2005, Blogger jorge angel dijo...

Nika, lastimosamente es muy cotidiano, gracias por pasar.

Abrazos

 

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