04:00 AM
Este es ese silencio de siempre, ese silencio característico de las cuatro de la mañana, cuando está por terminar la noche y nacer el día, cuando el insomnio inca sus uñas sucias bajo mis párpados pesados, apenas un poco antes de la madrugada, como casi cada noche desde que recuerdo.
La luz del reloj digital parpadea silenciosa como burlándose de mi imposibilidad de conciliar el sueño, lero-lero, me dice, son las cuatro y estás otra vez despierto, sigue, los minutos se esfuerzan en detenerse incrementando mi tormento, no hay horas más largas que las de la madrugada cuando todo duerme a tu alrededor y vos no.
Ni modo, tendré que esperar la apertura de tus ojos, entonces podré comentarte que a mis manos se les hacen agua los dedos por tocarte.
La luz del reloj digital parpadea silenciosa como burlándose de mi imposibilidad de conciliar el sueño, lero-lero, me dice, son las cuatro y estás otra vez despierto, sigue, los minutos se esfuerzan en detenerse incrementando mi tormento, no hay horas más largas que las de la madrugada cuando todo duerme a tu alrededor y vos no.
Ni modo, tendré que esperar la apertura de tus ojos, entonces podré comentarte que a mis manos se les hacen agua los dedos por tocarte.
2 Comments:
Mira nada más lo que causan los insomnios, ¿excesos de cafeína o de proteínas? que con esas ansiedades la cura andará de minifalda por ahí jeje
Un abrazo con cariño !
jeje, no creo, Gabriela es la cura para todos mis males.
Besos.
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