Al final de la tarde
Al final de la tarde Enya ablanda mi gesto cantando China Roses mientras me desconcentro del trabajo para volver a tus brazos y así protegerme de los ceños fruncidos, los datos urgentes para antesdeayer, las reuniones importantes y somníferas, las risas frías y obligadas, las miradas sesgas, la oficina, la oficina, la oficina, el ofi-cinismo, vos me esperás con una sonrisa y un beso para salvarme una vez más de mi mismo.
4 Comments:
Es maravilloso lo que describes... es maravilloso vivirlo... en mi caso son las largas horas frente a una computadora, el tedio de clases laberínticas sin final aparente, la soledad de la oficina unipersonal, el auto que deja de ser auto si no está ella... y ella siempre ahí, apareciendo y re-apareciendo, haciendo que el mundo, las tediosas clases, la oficina, la computadora y todo, vuelva a tener sentido...
Es genial cuando escribes algo así e inspiras en otros, el escribir cosas como estas... EL ver la vida con los ojos del corazón es maravilloso: muestra a Anne (o en tu caso a Gabriela) tal cual son...
Gracias por tu entusiasmo, y es que la vida fuera de esa persona te deshumaniza, pero en sus brazos volvés a ser vos mismo, volvés a respirar.
Abrazos.
Afortunadas esas mujeres...
Es genial lo que describís :) ya quisiera más de una y uno ;)
Un abrazo.
Shered, gracias por pasar por acá.
Besos.
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