El
ofi-cinismo es un mal degenerativo cerebral que sufrimos todos los que tenemos la desventura de trabajar en una oficina, a continuación algunos ejemplos de esta muy común pero poco estudiada enfermedad:
1. El Celular.
El celular suena, me piden datos, proveo datos, me preguntan ¿Estás seguro?, sí, estoy seguro ¿Y no puede ser otra cosa?, no, ese es el resultado preciso, ¿Estás seguro?, sí, estoy seguro... ah, bueno, pero y si..., no, no es probable ¿acaso sos Dios vos para saber si es probable o no?, no, no soy Dios, pero estoy seguro ¿Y cómo podés estar tan seguro?... Y la pelotudez del mundo se reafirma a sí misma de forma constante e inevitable.
2. El Correo Electrónico.
Recibo Mail:
Estimado Jorge,
Necesito urgente que procesés los datos del caso para poder comunicarlos inmediatamente.
Gracias
X
Respondo:
Estimado X,
el estudio completo del caso se encuentra en tu escritorio esperando tu revisión, la versión digital ya te la envié con planillas y análisis de resultados por correo electrónico la semana pasada.
Saludos
Jorge
Recibo Mail:
¿Estás seguro?
...
En vista de lo expuesto y considerando los antecedentes, concluyo que:
Necesito Vacaciones.
Necesito vacaciones, pero vacaciones totales, sin celular, sin computadora, sin lentes, sin reloj, sin televisor, sin supermercado, sin tarjetas de crédito, sin el mouse pegado a mi mano que en la noche se convierte en control remoto, sin el almorcemosrápidoquetengoquevolveryanomásalaoficina, sin el metengoqueacostartempranoporquemañanavaaestarjodido...
Necesito escapar de la columna de números y datos que me persiguen incansablemente, que se suman, se multiplican, se dividen, se elevan a la emperrésima potencia y caen en picada sobre mis ojos cansados...
Y en vista de todo esto, quizás tambien deba concluir que
necesito vacaciones de mí mismo.