La vieja casa
Nada, nada ni nadie, un silencio pesado y denso se esparcía por el dormitorio esa tarde calurosa de domingo un día después de mudarnos a nuestra nueva vivienda, yo fui a visitar la vieja casa vacía, las paredes todavía olían a nosotros, el polvo del piso fue el que entró pegado a nuestros zapatos unos días antes, desde la cocina el aroma de nuestro último café se esparcía por todos los rincones pintando de recuerdos cada centímetro cuadrado, es que en esa casa empezó la parte más bella de nuestra historia, ahí decidiste venirte a vivir conmigo sin importar lo que digan los demás, ahí mismo un año después de que llegaron tus maletas me dijiste “Sí, quiero” y firmamos juntos el deseo de que esto dure hasta que nuestra piel se haga polvo, los recuerdos me erizan la piel llenándome los ojos de nostalgia y de agradecimiento, gracias vieja casa, que tus paredes sostengan tu techo para siempre y que bajo él se sustenten otras historias de amor como la nuestra.
2 Comments:
"...el deseo de que esto dure hasta que nuestra piel se haga polvo ..."
Esto me hizo un granito más ;)
Saludos!
Fuji, ¿qué significa un granito más?
besos.
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